Ocho milenios de cultura gastronómica
Más allá de asegurar la mera subsistencia, la cocina mexicana tradicional es matriz cultural y poderosos eje cosmogónico que ordena el patrimonio oral e inmaterial a través de nuestros hábitos alimentarios.
La cocina mexicana es un tronco vivo, vigente, común, de un país prodigiosamente diverso en lo natural y en lo cultural. Las numerosas ramas son cocinas regionales que hablan de la creatividad, todas ellas derivadas de un mismo sistema surgido hace por lo menos 8 mil años, cuando se logro domesticar el maíz, una de las hazañas del México antiguo
En este sistema, el maíz ha sido fuente de vida espiritual y material. Ahora, en el siglo XXI, este cereal en México es dogma y liturgia, historia, leyenda y tradición. El maíz no se cultiva de manera aislada, sino en un microsistema ecológico llamado milpa, donde también se cultivan otros comestibles tradicionales. La milpa es, en realidad, una forma de cultivo y de vida sostenida durante milenios, y el futuro de millones de mexicanos seguirá vinculado a ella por su carácter autosuficiente.
El gran reto consiste ahora en conservar la megadiversidad natural y cultural de México como marco de esa forma de vida y de un desarrollo sustentable imbricado con la tradición, con l historia, y con el futuro: la sustentabilidad como desafío ambiental, económico y también cultural. Ese reto tiene que ver la fragilidad de semejante riqueza: la biodiversidad asediada por la depredación inconsistente o provocada; la diversidad cultural amenazada por las tendencias uniformadoras de la globalización.
El reconocimiento de la UNESCO,como patrimonio de la humanidad, sumado al esfuerzo de los mexicanos propiciará la conservación y salvaguarda de ese rico patrimonio ante las amenazas graves que al atentar contra el sistema alimentario mexicano ponen en riesgo numerosos elementos de identidad, sociales y familiares, así como patrones tradicionales de consumo de probada eficiencia nutricional. Incluir a la cocina mexicana en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, significará no sólo el reconocimiento a esta compleja manifestación cultural como una suma de las potencias y las inspiraciones de los seres humanos, sino una manera concreta y eficaz de contribuir a su preservación y desarrollo.